La historia del gran teatro del Liceo de Barcelona nace de la mano del arquitecto catalán Miquel Garriga y Roca, que puso la primera piedra de este magnífico edificio en el año 1845, donde después de 2 años de construcción, este emblemático edificio de la ciudad Condal abrió sus puertas un 4 de abril de 1847.
El primer teatro del Liceo disponía de una capacidad para 3.500 espectadores y contaba con una de las instalaciones más punteras de la Europa del momento. Sin embargo, el teatro no terminaría de arrancar al principio debido a la pugna y rivalidad existente que había entre el teatro del Liceo y el Teatro Principal, que era un teatro que contaba con mucho más bagaje y mayor reconocimiento por muchos artistas del momento que hacían que el Liceo se encontrara a la sombra de este teatro.
Además, en el año 1861, después de 14 años de la apertura del Liceo, el teatro se incendió, debido a un fuego que comenzó en una sastrería de al lado y se extendió hasta llegar a nuestro edifico. Tras este incidente, el Liceo permaneció un año cerrado, para que el teatro volviera a reconstruirse; sin embargo, tras el mal inicio de la primera etapa de este lugar, el Liceo entraría en su etapa de máximo esplendor, ya que la nueva infraestructura atrajo a grandes familias de la burguesía y la aristocracia catalana que no solo venían a ver espectáculos, sino que también acudían al Liceo como centro social y lugar para hacer negocios, lo cual agregó un caché al teatro que hizo que subiera su estatus.
Este aumento de la popularidad del teatro relacionado con la burguesía hizo que el teatro fuera objeto de múltiples atentados por parte de grupos populares. El atentado más famoso, fue el que se produjo el 7 de noviembre de 1893, durante la escenificación de la obra Guillaume Tell. Donde el anarquista Santiago Salvador lanzó 2 bombas en el patio de las butacas donde murieron 20 personas y hubo una gran cantidad de heridos.
Durante el siglo XX el teatro paso por diferentes manos, tanto de la administración pública como la privada, desde el año 1894 hasta 1936 la administración del teatro recayó en las manos de la “societat del gran teatre del Liceu”, que es un grupo de inversores que gestiona el teatro desde el año 1837. Una vez empezada la guerra civil española la administración paso a manos de la “Generalitat de Catalunya”. A finales de los años 70 el Liceo no pasaba por su mejor momento económico en comparación a otros teatros europeos, lo cual llevo a una intervención del “consorci del gran teatre del Liceu” que fue una conglomeración de instituciones públicas que se unieron con el fin de frenar el déficit económico.
El 31 de enero de 1994 el Teatro del Liceo nuevamente fue víctima de un incendio, dejando un profundo impacto emocional en la sociedad catalana, el mismo día del incendio tanto la “Societat del Gran Teatre del Liceu” como el “Consorci del Gran Teatre del Liceu” por decisión unánime se aprobó la reconstrucción del teatro, donde fue de espacial ayuda el financiamiento privado. La reconstrucción del edificio finalizo en 1999 y fue reabierto el 7 d’octubre de ese mismo año con la obra Turandot, el teatro mantenía un aspecto fiel al anterior. La empresa Colomer Nou Parc, participó en la reconstrucción fabricando e instalando las barandas de los palcos lo cual constituye una de las piezas de restauración de las cuales no sentímos más orgullosos, ya que constituyen una parte muy importante de nuestra historia y nuestra memoria colectiva.
Con una infraestructura más moderna y renovada el gran Teatro del Liceo resurge como uno de los mejores teatros a nivel nacional e internacional.
¿Y como es su estructura?
Respecto a la estructura del teatro, su construcción fue inspirada en la “Scala” de Milán, uno de los templos más famosos de las artes escénicas a nivel mundial, es por eso que no es de extrañar que el teatro del Liceo, al igual que la Scala de Milán, tenga forma de herradura y cuente con elementos técnicos y arquitectónicos similares.
Tras el incendio del segundo teatro en el año 1994, para el nuevo teatro, que reabrió en 1999, se hizo una gran ampliación que pasó 12.000 a 36.000 m² con el fin de mantener la misma esencia que el anterior, pero con una infraestructura más moderna y segura. Respecto la distribución del espacio, el 70% del teatro está ocupado por el escenario y el 30% restante por los servicios relacionados con el teatro, además la sala cuenta con 2292 asientos.
Analizando los aspectos formales de cada parte del teatro, el Liceo está dividido en 6 partes, de la cual la primera parte que vamos a analizar es el vestíbulo, que se accede mediante la entrada principal que da a la Rambla, una vez se cruza por el porche de tres arcos, se accede al vestíbulo que es donde se ubican las taquillas, este espacio fue el que menos afectado se vio durante el incendio de 1994, el vestíbulo cuenta con influencias del renacimiento italiano y del neoclásico.
Subiendo hacia la parte de arriba del vestíbulo nos encontramos con el salón de los espejos, que un lugar de encuentro donde se reúne la gente tanto a la entrada, como en el descanso o bien a la salida de los espectáculos. Esta sala cuenta con pinturas y textos en el techo que hacen referencia a la música y al arte, tiene una superficie de 280 m² y cuenta con un espacio para albergar entre 190 y 240 personas.
La sala de los conciertos que cuenta con 360 m² y 20 m de alto y se ha acondicionado perfectamente para que sea para el espectador lo más confortable y seguro posible. La sala cuenta con 5 niveles de palcos, con pequeños antepalcos, que están situados en el proscenio alrededor de la platea y el anfiteatro. Las tres partes mencionadas anteriormente son los sitios más importantes que componen este emblemático edifico; sin embargo, también debemos resaltar la existencia del foyer, el escenario y la cámara de los conciertos, que también son partes fundamentales del teatro.